En el psiquiátrico

Entre finales de octubre y finales de diciembre de 1888 Paul Gauguin estuvo visitando Arles alojándose en la casa alquilada por Vincent. Tuvieron una turbulenta relación de colaboración artística. Charlaban, con frecuencia acaloradamente, intercambiando opiniones. A finales de diciembre Vincent, presa de un ataque psicótico intentó agredir a Gauguin, que, asustado se fue a pasar la noche a un hotel. Arrepentido, Vincent se cortó el lóbulo de su oreja izquierda, y salió hacia un burdel en busca de su amigo, para ofrecérselo como muestra de arrepentimiento.

Este escandaloso incidente tuvo mucho eco en Arles. Van Gogh aceptó su reclusión en un hospital psiquiátrico en la localidad cercana de Saint-Rémy. Siempre que se lo permitían los ataque psicóticos (con alucinaciones auditivas y visuales) pintaba. Está probado que estos ataques en nada influyeron sobre Vincent para la creación directa de cuadros. El artista con frecuencia establecía un plan previo que ejecutaba sobre el lienzo cuando no padecía crisis.

Analizaremos una de sus obras producidas en el psiquiátrico de Saint-Rémy La noche estrellada, que, junto con los girasoles, es quizá la obra más conocida de van Gogh.

La noche estrellada

Los cipreses me preocupan siempre (...) me sorprende que nadie los haya pintado todavía como yo los veo. En cuanto a líneas y proporciones un ciprés es bello como un obelisco egipcio.Vincent a Theo

Cuando estuvo recluído en el psiquiátrico de Saint-Rémy, a Vincent se le permitió ocupar dos estancias: una para dormir, y otra que utilizaba como estudio. Incluso se le permitía salir del hospital a pintar al aire libre acompañado de un vigilante.

En este cuadro combina dos de los elementos que más le apasionaban durante esta época de su vida: los cipreses y las estrellas. Van Gogh ya había pintado varios nocturnos, con deslumbrantes estrellas. Los cipreses, aunque ya habían aparecido en algunos cuadros (por ejemplo en El puente de Langlois) le empezaron a obsesionar durante su estancia en Saint-Rémy.

La noche estrellada
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La noche estrellada
Van Gogh (1889)

La composición de este cuadro está marcada por la presencia de los cipreses, que se alzan como dos llamas negras sobre un cielo estrellado con la luna en cuarto menguante al fondo. La línea del horizonte está baja, dando el protagonismo al cielo. La presencia imponente de los cipreses a la izquierda queda equilibrada por la de la luna, a la derecha.

La pincelada de Vincent en esta etapa seguía siendo pastosa y alargada, pero ya había evolucionado hacia grandes espirales y remolinos, que intensificaban la sensación de dramatismo en sus obras. Hay un contraste entre la verticalidad de los cipreses y la horizontalidad predominante en el cielo estrellado. Interpretaciones aparte, los cipreses cumplen la función de dotar al cielo estrellado de su verdadera profundidad y dimensión.

Se ha comentado que esta obra quizá se refiera al episodio bíblico del Génesis (37,10) en el que José tiene un sueño con once estrellas, el sol y la luna (en el cuadro ambos parecen unidos). Un investigador español (José Navarro) ha demostrado que la constelación que aparece es la de Aries, visible desde el sur de Francia en las noches del 14 al 19 de junio de 1890, que es cuando se estima que se pintó el cuadro. Además, por esos días la luna estaba, como en la pintura, en cuarto menguante.

Hay muchas intrepretaciones posibles y para todos los gustos: en términos de regreso de Vincent a sus convicciones religiosas de juventud, o como sacralización de la naturaleza, que así queda deificada. Otros autores excluyen la interpretación religiosa sin negar que van Gogh pretenda expresar sentimientos relacionados lo eterno, lo cósmico.

La ronda de los presos

La ronda de los presos
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La ronda de los presos
Van Gogh (1890)
Detalle

Detalle de
La ronda de los presos

Este cuadro es un maravilloso ejemplo de la extraordinaria capacidad de van Gogh para transmitir a las imágenes una carga simbólica estrechamente unida a sus estados de ánimo.

En la obra aparecen un grupo de presos caminando en círculo, bajo la vigilancia de unos guardias, dentro de los altos muros de una prisión.

Van Gogh oscurece su paleta de acuerdo con el tema de la obra. Los únicos elementos de color son el rojizo de los ladrillos y la casaca azul de uno de los vigilantes.

Según Crepaldi algunos críticos han creído identificar al propio Vincent en el preso rubio que mira al espectador. El mensaje de van Gogh parece más nítido si a ello unimos las dos mariposas blancas, símbolo de la libertad, que parecen elevarse entre los muros de la prisión. La capacidad expresiva de van Gogh para retratar su propio mundo interior alcanza una cima en esta obra, que puede ayudar a entender cómo se sentía en esa etapa de su vida.

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