Olimpia, 1863

En 1863, el mismo año que Manet pinta su El almuerzo campestre, realiza otra extraordinaria y provocadora obra; su Olimpia, que no se decidió a presentar al Salon hasta 1865, dos años después. Para sorpresa de Manet, el cuadro fue aceptado, quizá porque el jurado ya había rechazado El almuerzo campestre y quería evitar la acusación de censura.


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Olimpia
Edouard Manet (1863)
 
Fragmento de Olimpia, de Manet
+ Olimpia
Manet

Tema

En la Olimpia, nos encontramos de nuevo ante otra muestra de la peculiar y brillante capacidad de Manet para unir un tema moderno con la tradición clásica. En la escena aprece una mujer desnuda, probablemente una prostituta de lujo, recostada en un diván, a la que trae un ramo de flores una sirvienta negra. A los pies de la mujer desnuda, hay un gato negro. El hecho de que aparezca una mujer desnuda (la modelo había sido, de nuevo, Victorine Meurent) no era particularmente escandaloso. En efecto, en el Salon de ese año había triunfado una sensual Venus (del pintor Cabanel) que se desperezaba completamente desnuda. Lo que provocó la indignación del público asistente al Salon fue que se tratara de una mujer normal y corriente, que nada tenía que ver con la mitología.

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Fragmento de Olimpia, de Manet
Fragmento de Olimpia
Manet
Nótense los contrastes de colores

Composición

La composición recuerda de inmediato las majas de Goya y, muy claramente la Venus de Urbino de Tiziano (que había podido conocer en un viaje a Italia). Igual que en La merienda campestre, destaca el contraste de colores: la claridad de las telas del diván y la piel desnuda, por un lado, y el fondo oscuro con cortinajes verdes, por otro.

Fragmento de Olimpia, de Manet
Fragmento de Olimpia
Manet
Nótense los contrastes de colores

Iluminación

La iluminación que utiliza Manet en la obra también es semejante a la de La merienda campestre, con una potente luz frontal que ilumina al personaje principal y no admite sombras. Se trata, sin duda, de una influencia de las estampas japonesas que empezaban a ponerse de moda. La misma influencia se reconoce en el mantón oriental sobre el que yace la protagonista.

Fragmento de Olimpia, de Manet
Fragmento de Olimpia
Manet
Nótese el ramo de flores y el gato negro

Detalles

Había algunos detalles que levantaron suspicacias: en la Venus de Urbino de Tiziano la mujer tiene una actitud sumisa y dócil, con un perrito recostado a los pies como símbolo de la fidelidad conyugal. Sin embargo, en la Olimpia de Manet la mujer mira con descaro y altivez al espectador, como interrogándole sobre sus propios pecados, y con un gato negro a sus pies, símbolo del mal, de libertad, de lascivia.

Por otra parte, el ramo de flores que sostiene la sirvienta negra (cuya cabeza parece querer confundirse con el fondo) posiblemente sea de algún cliente perteneciente a la burguesía (como los visitantes habituales del Salon) que tal vez espere tras los cortinajes verdes...

 

La obra fue atacada tanto por el público como por la crítica: durante los primeros días de su exposición en el Salon, la obra tuvo que estar custodiada por dos policías para protegerla de las iras de los visitantes, hasta que se pudo ubicar en un lugar mucho más alto y seguro. Respecto a la reacción de la crítica, veamos un par de muestras representativas (recogidas por Rewald) que nos hacen tener una idea del grado de incomprensión de la obra:

«Una epidemia de locas carcajadas se desata ante el cuadro de Manet»
Moniteur des Arts
«¿Qué significa esa odalisca de barriga amarilla, innoble modelo recogido de no sé dónde y que representa a Olimplia?»
Moniteur des Arts
«Cuando el arte desciende tan bajo, no merece la pena ni siquiera un reproche»
Moniteur des Arts

No todas las reacciones fueron tan despectivas con la obra. Emile Zola, amigo personal de Manet y Cézanne, apoyaba la renovación del lenguaje visual propuesto por los impresionistas, y , según Pijoan, elogió la Olimpia de Manet en estos términos:

«He calificado Olimpia de obra maestra, y no retiro la palabra. Este cuadro contiene todo Manet y no más que Manet. Lo contiene enteramente. Quedará como la obra característica de su talento, la prueba más alta de su poder. Olimpia tendida sobre una sábana blanca es como una mancha luminosa sobre un fondo oscuro con la cabeza de la negra oculta por el ramo de flores. Si queréis ver la realidad, tenéis que retiraros: entonces cada parte se coloca en su sitio, y todo resplandece de color y de frescura»
Emile Zola

Esta obra causó el mayor escándalo artístico del s.XIX, por enfrentar al espectador con una realidad que la sociedad francesa de 1865 aún no estaba preparada para recibir. En la actualidad la Olimpia es una de las obras más admiradas por los visitantes del museo Orsay de París.

 
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